La respuesta es que hay muchos
tipos de parásitos que pueden infestar a nuestras mascotas y algunos de ellos
pueden incluso afectar a las personas. La mayor parte de estos parásitos causan
enfermedades en nuestros animales, especialmente en los cachorros, teniendo
impacto en su salud y bienestar, pudiendo incluso comprometer su vida (en
determinadas zonas de España hay incidencia de un parásito conocido como “gusano
del corazón”, el cual se trasmite a través de los mosquitos y cuyas secuelas
pueden ser fatales).
Es fácil que nuestro animal se
contagie ya que los huevos de estos parásitos están en su entorno y pueden
contagiarle al pasar por suelos
contaminados con excrementos, al ingerir tierra, arena o presas infectadas.
Para hacernos a la idea de cómo puede contagiarse nuestra mascota nos puede
servir de ejemplo lo simple que es contraer Dypilidium con tan sólo ingerir una
pulga en su práctica diaria de autoaseo, u otros como los ascáridos y los
ancilostómidos que pueden trasmitirse a los cachorros a través de la leche de
la madre.
Los parásitos que pueden
afectar a las personas como Toxocara y Echinococcus, suponen una amenaza
especial para la población de riesgo (ancianos y niños), pudiendo causar
síntomas que van desde gastroenteritis
hasta daños graves al hígado.
Para evitar estos parásitos
debemos de desparasitar a nuestra mascota, proceso que comienza al mes del nacimiento
y que deberá continuar cada 3 meses
a lo largo de toda su vida. Es conveniente cambiar de fármaco
cada toma trimestral (cambiar de “marca”) ya que todos los laboratorios cubren los
principales parásitos y unos pocos más, de tal manera que variando el
desparasitador conseguimos cubrir un espectro más amplio de parásitos y
evitamos que se genere inmunidad a un medicamento en concreto.
V20A
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