Se
acercan las fiestas navideñas y con ellas, los petardos. Son muchos los perros
que presentan problemas frente a ruidos fuertes, asustándose y estresándose. Los
síntomas que puede presentar un animal con fobia a ruidos son los de una
respuesta de miedo exagerada y que no concuerda con la magnitud del estímulo,
tales como temblores, ansiedad, midriasis (pupilas dilatadas), salivación,
jadeo, micción y defecación, intentos de huida o de esconderse, destructividad,
deambulación, etc.
En este
artículo os mostraremos una serie de estrategias beneficiosas ante este tipo de
situaciones, como la creación de un refugio para el animal, cuál debe ser la
actitud del propietario y la prevención del problema desde edades tempranas.
Creación de un refugio
Se trata
de proporcionar al animal una zona donde se sientaa salvo y se puedarefugiar
cuando sienta miedo.
Debe ser
un lugar nuevo que pueda servir de escondite, algo que él no relacione con miedo
o situaciones desagradables. Puede servir un transportín sin puerta o
una caja grande. Lo podemos tapar con una manta para intentar aislar más la
zona y darles más sensación de seguridad. Dentro del refugio colocaremos una cama
que le guste, juguetes, premios, su manta preferida… cualquier cosa que le haga
sentir bien y confortable.Este refugio deberá estar colocado en una estancia
tranquila, silenciosa y lo más alejado posible de la fuente de ruido.
Este
lugar tiene que estar a su disposición pero no debemos obligarlo a estar allí.
Lo mejor es trabajarlo con anterioridad, mostrando el sitio y administrándole
premios comestibles.
Por
último, insonorizamos del exterior en la medida de lo posible, cerrando
persianas y cortinas de la habitación. También podemos poner música tranquila.
La actitud del propietario
¿Cómo
deberíamos comportarnos para llevar lo mejor posible la ruidosa noche de fin de
año? Es importante que nos mantengamos tranquilos y en calma. Si los animales
notan nuestro nerviosismo, estaremos reforzando la sensación de peligro. Nuestra
tranquilidad es básica para mostrarles que no hay nada que temer. Es importante
actuar de manera calmada (movimientos, gestos y tono de voz) y evitar
comportamientos inusuales como estar constantemente hablándoles o
acariciándoles.
A ser
posible estaremos con nuestro perro o gato y, si no está demasiado asustado,
podemos intentar distraerle con juegos. Es fundamental entender que el miedo es
una emoción que no se puede controlar, por lo que debemos aceptarlo, ¡nada de
enfados ni castigos!
Por
último, no intentemos que superen sus miedos enfrentándoles a ellos: eso sólo
empeorará la situación.
Paseos y actividad física
Es
importante tener en cuenta las horas dónde se concentran los mayores niveles de
ruido, evitando salir a la calle con nuestro perro en esos momentos, así como por lugares
muy transitados.
Podemos
organizar las actividades de cara a los eventos ruidosos, fomentando la
actividad física y haciendo ejercicio con nuestro perro las horas previas.
Sabemos que uno de los momentos con mayor actividad pirotécnica es la nochevieja, por lo que podemos
aprovechar esa tarde para dar un paseo largo con nuestro perro en una zona
alejada del barullo y fomentar que haga ejercicio. De ese modo, una vez de
vuelta en casa, estará más relajado e incluso cansado, y bajará la guardia de
cara a la hora de los ruidos.
Debemos
tener en cuenta en los paseos que siempre existe la posibilidad de que nos
sorprendan con un petardo y nuestro perro se asuste. Es fundamental pasearlo
siempre con correa para evitar
accidentes, atropellos y desapariciones.
Tratamiento con fármacos y feromonas
Existen
varios grupos de fármacos indicados para el tratamiento del miedo a ruidos en
el perro. Consulta siempre con tu veterinario antes de dar cualquier fármaco.
Tradicionalmente
se ha utilizado un compuesto llamado acepromacinacon la idea de que el animal
no sienta miedo en eventos que lo podrían desencadenar. Sin embargo, esto no es
lo que se consigue en realidad. La acepromacina es un fármaco del grupo de los
neurolépticos. Su mecanismo de acción trata de bloquear los receptores
dopaminérgicos en los ganglios basales y sistema límbico. Produce además
depresión del sistema nervioso central, que conlleva sedación e incoordinación:
disminuye las respuestas motoras pero apenas afecta a la percepción sensorial.
El resultado es un perro cuya respuesta
motora está disminuida, pero que seguirá percibiendo el estímulo como
amenazante.Esto se traduce en un incremento del estado de ansiedad, una disminución
del bienestar del animal y, en ocasiones, un agravamiento de la fobia. En ocasiones también desinhibe la
conducta agresiva, con la consiguiente peligrosidad que ello conlleva para el
propietario. Por todo esto, nosotros desaconsejamos el uso de éste fármaco para
enfrentar la fobia a los ruidos.
En su
lugar, podemos utilizar otros métodos más seguros, como son las feromonas
apaciguantes o ciertos productos naturales. Si quieres información al respecto,
no dudes en preguntarnos!
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