La
rotura del ligamento cruzado anterior es una de las patologías más comunes que
afectan a la rodilla.Suele
aparecer como una cojera aguda, en la que el animal no quiere apoyar la
extremidad o tiene la rodilla inflamada.
Ciertos
perros tienen predisposición a sufrir esta lesión. Por un lado encontramos razas
grandes y gigantes como Labrador, Rottweiler, Mastín Napolitano o Bóxer, que
por su morfología tienen tendencia a sufrir lesiones en sus ligamentos. Por el
otro, a los perros de tamaño pequeño-mediano con patas cortas y
generalmente con sobrepeso.
A parte
de las razas citadas hay otros factores que influyen en esta patología como el
sobrepeso, el sedentarismo, afecciones endocrinas, actividad física extrema sin
un buen calentamiento, sobrecargas por subir o bajar escaleras, subidas bruscas
al sofá o al coche, o cualquier actividad que someta a los ligamentos a micro
traumatismos y que finalmente terminen dañándolos parcial o totalmente.
Hay dos
tipos de tratamiento, el conservador y el quirúrgico, entre los que se deberá
elegir en función del individuo y la clínica. El objetivo del tratamiento es recuperar
la movilidad completa de la rodilla, la fuerza y masa muscular y el control
sobre la articulación.
Al inicio de la recuperación es importante:
ü Llevar a
la mascota atada durante los paseos, evitar salidas bruscas y cambios de ritmo.
ü Mantener
al perro fuera de suelos resbaladizos.
ü Evitar
rampas y escaleras (una vez rehabilitados se pueden usar rampas para ayudar a
subir al sofá y al coche).
ü Es
recomendable que descansen sobre superficies blandas y limpias, pero que sean
lo suficientemente firmes para ayudar a la incorporación del animal como colchones
especiales para perros
ü Mantener
la piel limpia y seca.
ü Dieta
correcta y control del peso. El sobrepeso perjudica las articulaciones y genera
más dolor para el animal.
A
medida que vaya mejorando, se irá incrementando la intensidad de la actividad.
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