¿Qué es?
La oniquectomía o
desungulación es la extirpación quirúrgica e irreversible de las uñas del gato.
Al contrario de lo
que muchas personas creen, no es una cirugía sencilla. Se trata de una
operación agresiva y que requiere de anestesia general, en la que se amputa la
falange distal de cada dedo. Esto implica eliminar la uña y el hueso, así como
seccionar tendones y ligamentos. Es un proceso
traumático, doloroso y que con frecuencia presenta complicaciones.
La desungulación
está prohibida en muchos países (y para
nosotros, desde el primer día que abrimos nuestras puertas), como por
ejemplo Italia, Alemania o Inglaterra y, al fin, España.
¿Para qué utilizan las uñas los gatos?
Las uñas
constituyen un elemento fundamental en su vida diaria, y es su herramienta
imprescindible. Las utilizan para jugar, cazar, defenderse, caminar, marcar
territorio, escalar o asearse. El rascado forma parte de su conducta natural, y
es una acción de suma importancia ya que mediante ella consiguen minimizar el
estrés y relajarse. Arañar es una actividad ligada a la naturaleza del gato.
¿Qué consecuencias negativas tiene la desungulación?
- pueden aparecer
complicaciones tras la cirugía, tales como hemorragia o infección. El
postoperatorio es inevitablemente doloroso, ya que habremos sometido al animal
a una serie de amputaciones.
- dificultad al
caminar. Los gatos son animales digitígridos, es decir, que al caminar se
apoyan tan sólo sobre sus dedos. Al quitar la última falange de cada uno de
ellos, el gato deberá modificar su postura para adaptarse al cambio. En
ocasiones alguna uña puede seguir creciendo de manera irregular, provocando
cojeras y malformaciones.
- rechazo a la
bandeja de arena. Su utilización puede resultar incómoda y dolorosa, o no son
capaces de escarbar como antes, por lo que comienzan a hacer sus necesidades
fuera.
- cambios en el
comportamiento. Algunos gatos se vuelven más miedosos y desconfiados: sin sus
uñas se sienten inseguros e indefensos. Otros en cambio se vuelven más
agresivos y utilizan la boca para atacar. Al no poder arañar, su ansiedad
aumenta. Todo esto unido al dolor puede hacer que el animal cambie su actitud y
con frecuencia no vuelva a ser el mismo.
¿Qué alternativas hay?
- Cortar las uñas con regularidad,
acostumbrándoles a ello desde pequeños. Si no sabes cómo hacerlo, tu
veterinario puede enseñarte.
- Proporcionar al
gato lugares donde rascar. Los rascadores
son la principal herramienta de la que disponemos para evitar que el gato arañe
y estropee el mobiliario de la casa.
El rascador ideal
debe ser vertical, anclado para evitar que se mueva durante su uso y con
longitud suficiente para permitir que se estire. Algunos tienen accesorios para
motivar al gato a rascar allí. Los gatos suelen rascar en lugares donde se
sienten cómodos o se lo pasan bien, por lo que fomentando el juego cerca del
rascador y premiándole cuando lo use, aumentaremos las probabilidades de que lo
utilice.
- Si no puedes
adaptarte a ninguna de las anteriores, la mejor opción es no tener un gato.
V20A