martes, 4 de julio de 2017

DESUNGULACIÓN EN EL GATO

¿Qué es?

La oniquectomía o desungulación es la extirpación quirúrgica e irreversible de las uñas del gato.

Al contrario de lo que muchas personas creen, no es una cirugía sencilla. Se trata de una operación agresiva y que requiere de anestesia general, en la que se amputa la falange distal de cada dedo. Esto implica eliminar la uña y el hueso, así como seccionar tendones y ligamentos. Es un proceso traumático, doloroso y que con frecuencia presenta complicaciones.

La desungulación está prohibida en muchos países (y para nosotros, desde el primer día que abrimos nuestras puertas), como por ejemplo Italia, Alemania o Inglaterra y, al fin, España.



¿Para qué utilizan las uñas los gatos?

Las uñas constituyen un elemento fundamental en su vida diaria, y es su herramienta imprescindible. Las utilizan para jugar, cazar, defenderse, caminar, marcar territorio, escalar o asearse. El rascado forma parte de su conducta natural, y es una acción de suma importancia ya que mediante ella consiguen minimizar el estrés y relajarse. Arañar es una actividad ligada a la naturaleza del gato.



¿Qué consecuencias negativas tiene la desungulación?

- pueden aparecer complicaciones tras la cirugía, tales como hemorragia o infección. El postoperatorio es inevitablemente doloroso, ya que habremos sometido al animal a una serie de amputaciones.

- dificultad al caminar. Los gatos son animales digitígridos, es decir, que al caminar se apoyan tan sólo sobre sus dedos. Al quitar la última falange de cada uno de ellos, el gato deberá modificar su postura para adaptarse al cambio. En ocasiones alguna uña puede seguir creciendo de manera irregular, provocando cojeras y malformaciones.

- rechazo a la bandeja de arena. Su utilización puede resultar incómoda y dolorosa, o no son capaces de escarbar como antes, por lo que comienzan a hacer sus necesidades fuera.

- cambios en el comportamiento. Algunos gatos se vuelven más miedosos y desconfiados: sin sus uñas se sienten inseguros e indefensos. Otros en cambio se vuelven más agresivos y utilizan la boca para atacar. Al no poder arañar, su ansiedad aumenta. Todo esto unido al dolor puede hacer que el animal cambie su actitud y con frecuencia no vuelva a ser el mismo.



¿Qué alternativas hay?

- Cortar las uñas con regularidad, acostumbrándoles a ello desde pequeños. Si no sabes cómo hacerlo, tu veterinario puede enseñarte.

- Proporcionar al gato lugares donde rascar. Los rascadores son la principal herramienta de la que disponemos para evitar que el gato arañe y estropee el mobiliario de la casa.
El rascador ideal debe ser vertical, anclado para evitar que se mueva durante su uso y con longitud suficiente para permitir que se estire. Algunos tienen accesorios para motivar al gato a rascar allí. Los gatos suelen rascar en lugares donde se sienten cómodos o se lo pasan bien, por lo que fomentando el juego cerca del rascador y premiándole cuando lo use, aumentaremos las probabilidades de que lo utilice.

- Si no puedes adaptarte a ninguna de las anteriores, la mejor opción es no tener un gato.




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