El asma felino o la bronquitis
alérgica felina es una enfermedad respiratoria crónica relativamente frecuente
entre la población actual de gatos.
El asma, tanto en los humanos
como en los gatos, es una enfermedad crónica que rara vez se cura. La
presentación clínica del asma felina puede variar con el tiempo en un mismo
individuo, y presentarse de forma totalmente diferente en distintos pacientes,
es decir que los signos clínicos de esta patología pueden ser constantes o
intermitentes, moderados o graves.
El asma felino puede afectar a
gatos de todas las edades y razas,
aunque algunos especialistas concluyen que la raza más afectada son los
siameses y padecen la forma más grave de la enfermedad.
Los signos clínicos que
presentan son de las vías respiratorias bajas, las cuales se inflaman y hacen
que se produzca una dificultad en la respiración, que se manifiesta mediante
una respiración del animal con la boca abierta, se acompaña de tos que puede
ser esporádica o crónica y ruidos respiratorios llamados sibilancias. Estos
gatos son menos activos y según la gravedad del caso pueden presentar cianosis
(mucosas de color azulado).
Es importante que los gatos asmáticos
sean vigilados cada cierto tiempo por el veterinario y ya que mediante radiografias
se puede vigilar el estado del pulmón del paciente y las lesiones que padece de
tal manera que se pueda controlar la evolución de la enfermedad.
Existen varias medidas
preventivas como son:
- En
gatos asmáticos obesos, se puede reducir el peso del animal mediante
dietas específicas.
- Para
no empeorar su respiración es recomendable no estresar al gato e impedir
que se excite.
- Es
importante mantener un lugar adecuado para el animal con humedad y temperatura
adecuadas.
- Extremar las precauciones para evitar que cojan catarros, como secarles bien si alguna vez tienen el pelo mojado, por ejemplo después de un baño.
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